martes, 11 de marzo de 2014

La libertad conquistada



(Entrevista de Silvia Meleros a Teresa Forcades,)

 
Con hábito dentro del monasterio de Sant Benet

(Montserrat) y con hábito fuera cuando está ocupando

plazas, dando charlas o, durante este año,

impartiendo clases de Teología feminista en la

Universidad de Berlín. Teresa Forcades (Barcelona,

1966) es doctora en Teología y Salud Pública, médica,

feminista y anticapitalista. Impulsa en Cataluña

el Proceso Constituyente para forzar un cambio político,

económico y social. Ha escrito La teología feminista

en la historia (Fragmenta Editorial) y recientemente

ha publicado Sin miedo (Icaria Editorial)

junto a Esther Vivas. Ha dicho que no cree que una

persona se pueda realizar amputando su sexualidad

y que un célibe puede enamorarse. Defiende el

sacerdocio femenino y el matrimonio homosexual y

pide una reforma radical en la Iglesia, denunciando

su estructura misógina y patriarcal. El periódico The

Guardian dice que es una líder atípica en una Europa

del Sur fragmentada. El interés mediático y social

que ha suscitado esta monja benedictina traspasa

nuestras fronteras.

Según la BBC es la monja más radical de Europa,

¿cómo recibe este tipo de afirmaciones? Esto

de las etiquetas no me va mucho, yo estoy por la

teología y la teoría queer, que es la manera de hablar

del mundo superando las etiquetas, con ojos y

sensibilidad para hablar de lo concreto, se trata de

descatalogar. Pero a todo el mundo le gusta que sus

opiniones interesen y en este sentido lo valoro.

¿De dónde le viene la rebeldía y ese compromiso

con la lucha real y no teórica? Del Evangelio. Mi

educación de pequeña no era nada religiosa. Recibí

de mi familia el interés por la justicia social. Yo tenía

nueve años cuando Franco murió, había una conciencia

social muy fuerte que era colectiva y que

ahora empieza a existir de nuevo viendo la necesidad

de unirnos.

¿Le está pasando factura ser mujer, monja,

feminista, activista y anticapitalista dentro y

fuera de la Iglesia? Sí, me pasa factura y yo creo

que es lo propio. No se puede pretender ser testimonio

de nada sin pelarse la nariz.

Son libertades que se conquistan sin esperar a

que otros las den… Eso es muy importante. Nos

hemos socializado con la idea de que es posible

vivir sin tener problemas mayores. Por ejemplo, las

mujeres de principio de siglo sabían que de 14 hijos

que parían, varios morían. Les daba fortaleza para

preveer las dificultades y hacer frente. Es bueno tener

la idea de que la vida en sí implica un grado de

lucha, (también es percibir todo lo bueno y el regalo

que significa estar vivos) pero luchar es una parte

normal de la vida. Para eso tenemos manos, cabeza

y corazón, para enfrentarnos a lo injusto sin

que nos hunda.

Su video sobre la vacuna de la gripe A explicó

los intereses de la industria farmacéutica. ¿Los

poderes públicos y los medios fallaron en la protección

de los derechos de la ciudadanía? Hay un

vacío en los medios (el cuarto poder). La libertad

no se puede ejercer con una información sesgada.

Si te dicen que escojas entre ponerte o no una

vacuna “buena”, eliges ponértela si no explican los

gravísimos efectos secundarios (en Noruega ha

ocasionado narcolepsia a más de 2.000 personas).

Uno tiene que valorar los riesgos. Es respetable que

cada persona decida correr riesgos, pero hay que

saberlo, tienen que informar las autoridades sanitarias.

No es aceptable que se engañe a la población

y se malinforme. Pasa lo mismo con la política, diciendo

que no hay alternativas a los recortes, que

yo creo que son políticas de criminalidad y no

de austerirad. Un estudio del British Medical Journal

de 2010 demuestra que por cada 80 euros por

persona y año de recorte en prestaciones sociales

aumenta un 1% la mortalidad. He hecho el calculo

para la población española y sale una mortalidad de

4.230 personas muertas por año por esas políticas.

Trabajó en Estados Unidos como médica. ¿Lo

que vio allí se parece a lo que está pasando aquí

con la privatización de la sanidad? Sí, es un calco

de un modelo obsoleto que no funciona, podemos

demostrar con datos que es peor y más caro. Según

la OMS en el año 2000 en el ranking mundial de los

197 países, el sistema sanitario español estaba en el

séptimo lugar y el estadounidense en el puesto 37.

En EEUU impera la desigualdad. Cuando trabajé de

internista vi enfermedades infecciosas que afectaban

a población pobre que no tiene seguro médico.

Llegaban al hospital de beneficiencia con una evolución

de la enferrmedad avanzado. En urgencias

me ha pasado que la enfermera me requiera para

atender a un paciente que paga seguro médico dejando

a otro más grave que paga menos, por tanto

hay enfermos de primera y de segunda. Esto ya lo

tenemos en España. En el Hospital Sant Pau de Cataluña

se cierran quirófanos por las tardes, aumentan

las listas de espera pero lo que hacen es alquilarlos

a mutuas privadas para gente que paga. Quirófanos

hechos con dinero público no están a disposición

de los pacientes de la Seguridad Social.

¿Sigue pensando que es necesaria una huelga

general indefinida? La huelga no es un fin en sí

mismo, es un medio. Lo que hace falta es cambiar

esto, priorizando los intereses de la mayoría de la

población. Es lo que debería hacer un Gobierno democrático,

pero no es el caso. Se toman decisiones

políticas para favorecer los intereses de una minoría.

Cuando se decide el rescate bancario y, en

cambio, se bajan las pensiones es una política claramente

en contra del interés general. Eso no se cambia

en el actual marco, por eso impulso con Arcadi

Oliveres el Proceso Constituyente, una iniciativa

anticapitalista que tiene afinidades con otros movimientos

del resto del Estado, del área mediterránea

europea y otras partes del mundo.

¿Y cómo se cambia? Si no rompemos con el actual

orden de las cosas es imposible cambiar esas políticas,

se haría solo maquillaje. En el manifiesto tenemos

un decálogo de 10 puntos que pueden parecer

muy radicales porque incluyen la expropiación de la

banca y de compañías energéticas y todo lo que el

15-M reivindicó. Para mí son 10 puntos de mínimos.

Si estamos dispuestos a apostar por eso podemos

pensar que se abre un futuro mejor para la justicia

social, pero si queremos hacerlo sin tocar esos intereses

es imposible. Mi crítica principal no es tanto

al Gobierno catalán o español sino al modelo. Aunque

todos los políticos fueran honestos, esto no

se resuelve sin la ruptura con el actual modelo.

Lo que plantea el Proceso Constituyente va más

allá del independentismo… Hablamos de independencia

primero por un motivo práctico. A nivel

estatal no tenemos peso, sería inviable lanzarlo. La

repercusión social en Cataluña está siendo importante.

Es un proyecto de ruptura urgente. El mundo

globalizado tiende a la homogeneidad, para mí eso

es contrario a los valores evangélicos y humanos. Yo

busco un mundo unido en la diversidad. La historia

nos demuestra que sin un Estado propio una cultura

y una lengua languidecen. No busco un Estado

propio para contraponerlo a otro ni enemistarnos

con nadie sino para favorecer en el mundo la unidad

en la pluralidad.

No todo el mundo entiende que se pueda defender

una opción separatista y, al mismo tiempo, la

alianza con otros pueblos para luchar unidos. No

se puede negar a un colectivo la capacidad de autogestionarse,

la capacidad de decidir. Si hacemos eso

matamos la democracia desde abajo. Es necesario

tener soberanía plena para cambiar la Constitución,

que me parece urgente. Necesitamos cambiar

lo que se cambió en el 2011 sin referéndum:

la prioridad del Estado español no es la mejora de

las prestaciones sociales a la población sino los criterios

de convergencia económica dictados por la

Troika europea. Es escandaloso.

Afirma que no quiere una Cataluña independiente

financiada por la banca. Yo no estoy para

trabajar por una independencia que no implique

un cambio de modelo de sociedad. En el Proceso

Constituyente hay gente que si pudiera conseguir

esa justicia social sin separarse de España lo

preferiría, pero están ahí porque les parece que es

el lugar más posible en estos momentos para que

se produzca esa ruptura. Hay otras personas que sí

querrían una Cataluña financiada por La Caixa, no

es mi caso. Hay diversidad de motivaciones. Yo creo

que las unidades políticas cuanto más pequeñas,

más democratizables son. Si no conoces a tus

representantes no puedes controlar de forma real

su gestión. Es más fácil comprobar que no ponen

una guardería a nivel municipal que saber lo que se

hace o no se hace en Bruselas.

Publica junto a Esther Vivas Sin Miedo. ¿Hay un

trasvase del miedo y ahora son los estamentos

de poder los que se defienden creando leyes de

seguridad? Es verdad que hay respuestas por parte

del Estado que muestran ese miedo a que se haga la

revolución pacífica y democrática (por la que apuesto

y creo que es factible). Pero aún hay una mayoría

de población con miedo. Hay una mayoría social de

personas indignadas, favorables a un cambio, que

ya saben que esto va mal. El reto es organizar políticamente

a esa mayoría. Ese malestar no es sólo

movilizarse un día sino construir la alternativa. Se

puede crear un vacío de Gobierno aprovechado por

los mismos pero con otra cara. Trabajamos para que

el cambio sea real, no desde la espectacularidad

transitoria. Es urgente pero necesitamos quizá un

par de años para profundizar y organizar.

Defiende la reforma radical de la Iglesia, ¿Francisco

va a ser el papa que la lleve a cabo? Está

despertando muchas expectativas. Desde el principio

con gestos, pero hacen falta realidades y ahora

que vemos el documento La alegría del Evangelio

se puede decir que es un papa carismático más

que dogmático. El carisma nos refiere al Evangelio

de Lucas, cuando Jesús lee en la sinagoga: “Aquí el

espíritu de Dios está sobre mí porque he venido a

anunciar la buena nueva a los pobres, la libertad a

los cautivos, el retorno de la vista a los ciegos”. Es un

anuncio positivo, a favor de los más desprotegidos y

a favor de un cambio para esas personas que están

sufriendo. Yo creo que ése es el corazón del Evangelio

y es lo que caracteriza al papa Francisco. Tienen

que venir reformas estructurales y creo que a lo

mejor vamos a verlas.

Francisco está popularizando tal cambio de lenguaje

y formas que quizá un día vemos que la recibe

a usted y a otras teólogas feministas… Ah,

bueno, no lo rechazaría, desde luego.

¿Qué le diría? Primero lo escucharía. Me parece

que una persona pública como él merece primero

la oportunidad de mostrar cómo es sin poner antes

el cliché. Y luego, evidentemente, la prioridad para

mí es situarnos a las mujeres de la Iglesia en el

lugar que nos corresponde. Y esto no excluye para

nada la prioridad de la pobreza, que la he expresado

tantas veces, sino que es una misma dinámica,

y así lo dice ese capítulo de Lucas cuando habla de

una situación sobre la igualdad y desigualdad de

las personas. En la Iglesia tenemos potencial, ya en

el siglo XVI Teresa de Jesús en El camino de perfección

tiene un pasaje que luego fue censurado y que

recientemente se ha podido demostrar que corresponde

al original teresiano, donde dice no entender

que se rechacen trabajos para anunciar el Evangelio

sólo por el hecho de ser de mujeres.

Se simplifican mucho los mensajes y los sectores

conservadores la han llamado “monja abortista”

cuando usted, desde la argumentación teológica,

ha defendido el derecho de las mujeres a

pensar de otra forma y decidir. Es una estigmatización.

De ninguna manera se puede decir que yo

estoy a favor del aborto, pero está claro que yo no

quiero que la mujer que aborte vaya a prisión.

Ha comentado que históricamente las mujeres

han disfrutado de mayor libertad dentro del

convento que fuera. ¿Esto es así? Bueno, es parcialmente

así. La investigación feminista profundiza

en la realidad de esos colectivos de mujeres en

monasterios que se han socializado de una forma

distinta, alternativa, a la de la sociedad dominante

y donde la figura del varón estaba ausente. Ahí se

realizan procesos de subjetivación (entenderme a

mí misma) de manera que hoy en mis clases de Teología

feminista en Berlín muchas de las autoras que

trato son monjas (Teresa de Jesús, María de Ágreda,

Juana Inés de la Cruz). Mujeres que tenían acceso

a la cultura. Pero está claro que esos espacios de libertad

estaban y siguen estando dentro de una estructura

que es patriarcal y misógina.

Usted habla con mucha naturalidad del enamoramiento

o la dimensión sexual, eso descoloca.

Es otra asignatura pendiente cómo hablamos

de la moral sexual desde el catolicismo y cómo

vivimos o entendemos el celibato, que yo valoro,

pero hace unos años se consideraba una violación

del celibato mirar a los ojos a un hombre o a una

mujer o el hecho de tocar a una persona del otro

sexo si tenías un voto de castidad. Esto ya hoy no

pasa. Entonces, ¿cuál es el criterio, más allá de la

cosa cuantitativa de si puedes dar un abrazo o un

beso? ¿Cuál es el lugar de la sexualidad en la moral

católica? Es lo que hay que plantearse.

Con toda esta actividad fuera del monasterio,

¿qué herramientas usa para equilibrarse? La más

imortante es mi comunidad. Cuando tienes esa actividad

pública que te convierte en referente para

muchas personas hay peticiones, presión mediática,

y eso ha hecho que me dé cuenta de mi propia

vulnerabilidad porque puedes distorsionar un poco

la percepción de las cosas si tienes que estar continuamente

atendiendo esas demandas. Contar

con 35 mujeres a las que no les intereso porque sea

mediática sino porque soy su hermana y me tratan

como a una más es un elemento fundamental de mi

salud mental. Cuando estoy en el monasterio la vida

se equilibra con los tiempos de oración y de trabajo

que yo recomiendo a todo el mundo: seis horas

de trabajo y cinco de rezo o de silencio para la búsqueda

de espacios interiores y el diálogo con ese

Amor que nos espera, nos acompaña y nos anima

siempre. Aunque sea unos minutos diarios para

meditar o tomar conciencia, es la fuente de positividad

y energía. Y luego comer y dormir bien,

claro.

Extraído del Dossier especial por el 8 de marzo (2014) del Centro Nueva Tierra.