(sobresaltado en amarillo los temas que considero claves a desarrollar,
desde cualquier área y agregando en rojo una observación)
Dedicado a mis alumnos y compañeros docentes del CCH (Haedo, Bs.
As., Argentina)
En el año 2009 asistí a un Taller de Enseñanza de la Historia impartido por el
Dr. Joan Pagès en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. En esa
oportunidad Pagès remarcó: “los
alumnos deben salir sonriendo de las clases de Historia”.(1) Esa frase
comenzó a hacer mucho ruido en mi cabeza. Obviamente no pude dejar de
contrastar esa imagen con mi experiencia de casi 20 años como profesora de
Historia en secundaria, E.G.B 3, Polimodal y en todos los distintos nombres que
fue tomando, con el paso del tiempo, cada nivel medio en Argentina. El taller
de Pagès siguió su curso, pero yo me quedé detenida en esa frase, tratando de
recordar los rostros de mis alumnos cuando salían de mi clase de Historia …¡sí!
… ¡salían sonriendo! … pero … ¿sería porque era la hora del recreo?
Es común escuchar en los ámbitos docentes que a los alumnos no les interesan
las clases de Historia, que nada los motiva, que no les importa aprender. Y
algo parecido escuchamos de parte de los estudiantes: que la Historia es
aburrida, que hay que leer mucho. ¿Por qué sienten esto los alumnos y los
docentes? Este planteamiento, así de general, parece muy superficial pero en
realidad encierra muchos elementos clave del proceso de enseñanza-aprendizaje
de la Historia. Existen, al menos, dos puntos importantes a tener en cuenta: la situación de los maestros y
la situación de los alumnos.(2)
Imagínense un salón de clases, en una escuela pública o particular, con unos 30
ó 35 adolescentes de 13, 14 ó 15 años, en plena clase de Historia; y un
maestro/a que tiene que enseñarles
la asignatura, pero además formarlos para la vida, para la democracia, para la
participación ciudadana, educarlos para ser personas responsables,
comprometidas con su comunidad, tolerantes y defensores de los derechos humanos.
Un maestro que, por otra parte, muchas veces tiene más de 40 horas de clases
semanales, lo que implicaría atender entre 8 ó 10 grupos de estudiantes.(3)
Pensemos en los alumnos, para quienes la historia es un conjunto de hechos del
pasado, sin sentido ni utilidad para ellos ni para su realidad. Estaremos de
acuerdo con que así ha sido enseñada la Historia por años: datos y
acontecimientos que debían enumerarse y que tenían como único fin la memorización. (4) Incluso,
actualmente, en muchas Instituciones de Morelia se sigue enseñando de esa
manera.
Recuerdo una anécdota que puede ilustrar esta situación: mi hijo Mateo estaba
cursando el primer año de la preparatoria en una escuela de Morelia y llegó la
fecha de su primer examen de Historia; entonces yo, entusiasmada, le pregunté:
¿Qué tienes que estudiar
para tu examen? Su respuesta textual fue: “76 fechas” (5). Creí haber
escuchado mal, por lo que volví a preguntar, y su respuesta adolescente fue:
“Qué parte de 76 fechas no entendiste”. No sabía si estaba aterrada por el hecho en sí mismo
(estudiar sólo datos) o por que a mi hijo esto le parecía lo normal.: “Si de
eso se trata la historia” me dijo (6).
Recuerdo uno de mis primeros años de docente en una clase sobre la utilidad y
la función de la Historia como ciencia. Recién había terminado mi carrera en la
universidad y tenía todos los elementos frescos en la mano para hacerles
entender (¡como si sólo de eso se tratara!), a mis estudiantes, lo
trascendental de aprender Historia. Fue entonces cuando, en medio de toda mi
pasión discursiva, un alumno levantó la mano (¡indicio de que algo va a pasar!)
y preguntó: “Profe, yo voy
a ser cirujano, ¿de qué me va a servir la Historia cuando esté cortando a un
tipo a la mitad? (SIC)” (7). Silencio total. Mi cabeza pensaba a toda
velocidad una respuesta inteligente que conformara a mi joven desafiante. Esa respuesta nunca llegó,
porque mi alumno tenía razón, de nada iba a servirle la Historia en ese
momento, pero seguramente cuando saliera del quirófano podría realizar lecturas
críticas de la realidad, siempre y cuando la enseñanza de la Historia se
planteara intenciones y objetivos diferentes a los que tenía, es decir, la
acumulación de saberes históricos. Que no sólo tratara que el alumno sumara
conocimientos sino que éstos le sirvieran para analizar la realidad que lo
rodea (8). NOTA AGREGADA:
Conocimiento incluye metodología(9)
Esmuy difícil estimular a
los adolescentes y lograr que les interese la Historia, estamos de
acuerdo, pero ¿estamos
proporcionando los docentes una enseñanza que persiga la finalidad de analizar,
criticar, debatir temáticas que tienen que ver directamente con nuestra vida
cotidiana? Debemos ayudarlos a pensar históricamente, es decir, a significar los procesos del
pasado en el presente del estudiante, que éste pueda encontrarle sentido a los problemas del
mundo actual. Por supuesto que esto presupone un proceso complejo, pero
ayudaría a los estudiantes a “pensarse”en
la historia, a sentir que son parte de ella. Es por esto, creo yo, que
es fundamental incluir en
los currículos temas de la realidad actual. (10)
Todo esto así planteado parece estar muy alejado de las situaciones que se
suscitan en las clases. Una profesora y amiga, muy responsable y entregada a su
tarea docente, me dijo hace algunos días: “¿Servirá de algo hoy dedicar tiempo y dinero a
capacitarnos y luego sentir la doble frustración de que a los alumnos de hoy no
les interesa la calidad?... Todo esto dicho con ironía ... las que enseñamos
por gusto y vocación ... moriremos intentando elevar el nivel, generar pensar,
despertar el gusto por el saber...”(11)
Yo le respondería: sí amiga, servirá de mucho. No bajes los brazos. Es necesario educar en la crítica,
en el análisis, en la reflexión con la finalidad de generar compromiso y
sentido de la realidad en los estudiantes, aunque por momentos sintamos, como
te pasó a ti, que no vale la pena. Tal vez no ahora, pero a la larga tu
esfuerzo será el que haya aportado un granito de arena ante tanta desidia.(12)
Pagès plantea que la escuela no forma matemáticos, ni físicos, ni
historiadores, forma (o debería
formar) ciudadanos que logren pensar la realidad en términos científicos para
que puedan enfrentarse, de esta manera, a los distintos retos que nos presenta
la vida. Si como docentes lográramos acercarnos a esta propuesta de Pagès,
estaríamos haciendo un aporte fundamental. (13)
1)
y 2) Suele analizarse sólo la
situación de los alumnos y, en general, decidiendo acciones que, en muchas
ocasiones, no mejoran la calidad
educativa ( para discutir, obviamente).
El docente también debe estar ¨sinceramente
sonriente¨. Es que todos son parte del mismo encuentro. Todos deben sentirse
bien por lo vivido en ese encuentro, con ganas de seguir desarrollando esas propuestas educativas, viendo
avances, crecimiento, en la formación.
3)
Hay varios aspectos que no ¨abundan¨ en los
adultos, en particular en muchos docentes.
No se puede transmitir lo que no se tiene REALMENTE.
Aquellos docentes que sí viven estos valores deben esforzarse para
transmitirlos. Es un esfuerzo que además de dignificar la tarea, le da más
SENTIDO y FUERZA.
4
Y 5) Tremendo en el área que sea. Memoria
separado de significado, de los porqué, de todo. Memoria aislada que sólo sirve
para ejercitar la misma memoria, pero no su buen uso, así es para ¨llenarla¨ (
educación bancaria) desde lo que el otro quiere, para que no decidas nada.
6) Claramente surge efecto negativísimo.
7 ) Triste vida la del cirujano que sólo tiene
como función operar. Difícilmente no cumpla alguna función más, pero sí, hay
muchas personas acotadas en su visión sobre su misión en la vida. Aunque, hasta para eso puede servir cualquier área
en realidad, hasta el análisis de un hecho histórico puede servir en una
situación límite. Tiene que ver con el buen funcionamiento de la mente.
8) Muy buena la respuesta de la autora de
la nota. La pregunta era poco realista. Hay respuetas que deben salir de la
limitación que le da la pregunta!
9) Tiene que ver con lo que dije en el
punto 7. El método de estudio, de investigación de las distintas áreas, bien
trabajados, son buenos para nuestras mentes. Mal trabajados son deformativos.
10) Sobre todo el párrafo: Una clave ya
comentada. Sentirse parte es clave para la motivación. Si el alumno va a
escuchar lo que dice el docente de manera pasiva, es desmotivador y
deformativo. Genera una sociedad de personas
que no pueden decidir, sin sentido crítico y que dependen totalmente de ¨los
que saben¨. Pasivos, sin posibilidad de hacer historia.
Por
supuesto que por más que se trabaje bien, no todas las respuestas van a ser
positivas. Los alumnos son seres humanos, no máquinas programables. No esperar el
resultado perfecto, no sentir algún rechazo como que tira toda la tarea abajo
es importantísimo. Después de un mal día vendrá uno bueno. El aula es una mini sociedad.
Es importante poder charlar con los alumnos sobre nuestros objetivos. Eso va
generando la confianza en la propuesta del docente.
11 a 13) La reflexión sobre lo que hacemos
en la tarea docente debe ser, como cualquier reflexión, realista. Y es
necesario poder hacerla, sea en un curso de perfeccionamiento o en donde sea. Importante
lo que dice sobre los resultados, algunos se van viendo en el día a día y otros
tardan en verse. Y, de nuevo, lo de ¨ciudadanos que logren pensar¨ en forma
crítica, algo que figura en tantos ¨perfiles de egresados¨ pero que queda al
azar. Nuevamente, no se puede dar lo que
no se tiene, y tampoco puede no ofrecerse humildemente lo que sí se tiene.
Porque lo que nos se da se pierde.