lunes, 21 de octubre de 2013

NO PODEIS SERVIR A DIOS Y AL DINERO. Textos de José Antonio Pagaola.


NO PODEIS SERVIR A DIOS Y AL DINERO.

UNA LECTURA PROFÉTICA DE LA CRISIS, INSPIRADA EN JESÚS.

José Antonio Pagaola

Sólo algunos párrafos...Recomiendo la lectura total.
 
Ser compasivos como el Padre exige luchar contra el olvido de las víctimas inocentes. No es posible introducir en el mundo una cultura de la compasión si no es reaccionando contra la cultura de la amnesia y el olvido cruel de los millones de seres humanos que sufren, víctimas del sistema que hoy dirige la historia. No nos podemos permitir hacer de ese inmenso sufrimiento un dato insignificante que apenas tiene algo que ver con nosotros.
Hemos de resistirnos a seguir disfrutando de un bienestar vacío de compasión. Rebelarnos contra ese aislacionismo mental que nos lleva a desplazar la miseria y el hambre que hay en el mundo hacia una lejanía abstracta donde desaparece todo clamor, gemido o llanto. No nos está permitido seguir viviendo como espectadores de ese enorme sufrimiento: mirones pasivos del hambre y la desnutrición de los pueblos excluidos.
No es lícito encerrarnos en la «sociedad del bienestar» ignorando esa otra «sociedad del malestar» en la que millones de seres humanos nacen para extinguirse a los cinco o seis años de una vida que sólo ha sido muerte. No es lícito instalarnos en la seguridad olvidando a quienes sólo conocen una vida insegura y amenazada. Desde su tragedia hemos de aprender a mirarnos a nosotros mismos como seres ridículos que vivimos en la abundancia, curvados en la autocompasión.
Este olvido del sufrimiento en el mundo se alimenta de una secreta ilusión de inocencia que se ha ido propagando en las sociedades modernas del bienestar. Una ilusión que nos permite huir de nuestra responsabilidad dejando que el mundo siga su marcha, dirigido por una especie de fuerza anónima sin sujeto humano. Pensamos ingenuamente que el tiempo se encargará de resolver la sinrazón de la historia humana.
El sistema económico-financiero que domina hoy el mundo busca a toda costa ocultar el sufrimiento que genera, dejando en silencio los gritos de las víctimas. Sin embargo, esos gritos han de ser recogidos, pues están proclamando que ese sistema es un enorme fracaso humano. El sufrimiento de las víctimas deslegitima de raíz el Imperio del Dinero. No sólo eso. Ese sufrimiento injusto pone en cuestión cualquier política o ideología, cualquier religión o espiritualidad que se desentienda de él o lo trivialice.

lunes, 14 de octubre de 2013

Leonardo Boff: Reflexiones sobre nuestra relación con el medio ambiente



Maximización contra optimización

Alai-amlatina


Hay una ética subyacente tras la cultura productivista y consumista, hoy ampliamente en crisis por causa de la huella ecológica del planeta Tierra, cuyos límites hemos sobrepasado en un 30%. La superabundancia de bienes y servicios como hasta hace poco tenía la Tierra necesita de un año y medio para reponer lo que le extraemos durante un año. Y no parece que la furia consumista esté disminuyendo. Al contrario, el sistema vigente, para salvarse, incentiva más y más el consumo que, a su vez, requiere más y más producción que acaba estresando todavía más todos los ecosistemas y al planeta como un todo.
La ética que preside este modo de vivir es la de la maximización de todo lo que hacemos: maximizar la construcción de fábricas, de carreteras, de coches, de combustibles, de ordenadores, de teléfonos móviles; maximizar programas de entretenimiento, novelas, cursos, reciclajes, producción intelectual y científica. La producción no puede parar, de lo contrario ocurriría un colapso en el consumo y en el empleo. En el fondo es siempre más de lo mismo y sin el sentido de los límites soportables por la naturaleza.
Imitando a Nietzsche preguntamos: ¿cuánta maximización aguanta el estómago físico y espiritual humano? Se llega a un punto de saturación cuyo efecto directo es el vacío existencial. Se descubre que la felicidad humana no está en maximizar, ni en engordar la cuenta bancaria, ni en el número de bienes en la cesta de los productos consumibles. El hecho es que el ser humano tiene otras hambres: de comunicación, de solidaridad, de amor, de trascendencia, entre otras. Éstas, por su naturaleza, son insaciables, pues pueden crecer y diversificarse indefinidamente. En ellas se esconde el secreto de la felicidad. Pero en palabras del filósofo Ludwig Wittgenstein citando a San Agustín: «hemos tenido que construir caminos tormentosos por los cuales hemos sido obligados a transitar con multiplicados cansancios y sufrimientos impuestos a los hijos e hijas de Adán y Eva».
Lógicamente necesitamos cierta cantidad de alimentos para mantener la vida. Pero los alimentos excesivos, maximizados, causan obesidad y enfermedades. Los países ricos maximizaron de tal manera la oferta de medios de vida y la infraestructura material que destruyeron sus bosques (Europa sólo conserva el 0.1% de sus bosques originales), destruyeron ecosistemas y gran parte de la biodiversidad además de gestar perversas desigualdades entre ricos y pobres.
Debemos caminar en dirección a una ética diferente, la de la optimización. Ella se funda en una concepción sistémica de la naturaleza y de la vida. Todos los sistemas vivos procuran optimizar las relaciones que sostienen la vida. El sistema busca un equilibrio dinámico, aprovechando todos los ingredientes de la naturaleza, sin producir residuos, optimizando la calidad e incluyendo a todos. En la esfera humana, esta optimización presupone el sentido de autolimitación y la búsqueda de la justa medida. La base material sobria y decente posibilita el desarrollo de algunos materiales que son los bienes del espíritu, como la solidaridad hacia los más vulnerables, la compasión, el amor que deshace los mecanismos de agresividad, supera los preceptos y no permite que las diferencias sean tratadas como desigualdades.
Tal vez la crisis actual del capital material, siempre limitado, nos enseñe a vivir a partir del capital humano y espiritual, siempre ilimitado y abierto nuevas expresiones. Él nos posibilita tener experiencias espirituales de celebración del misterio de la existencia y de gratitud por nuestro lugar en el conjunto de los seres. Con esto maximizamos nuestras potencialidades latentes, aquellas que guardan el secreto de la plenitud, tan ansiada.
Leonardo Boff es teólogo y filósofo
http://servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=480



EXTRAÏDO DE: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=146994



viernes, 4 de octubre de 2013

Francisco de Asís: Fraternidad, alegría, coraje


Imágenes integradas 1
Hombre de encuentro valiente y cercano, sensible con los dolores y comprometido con la dignidad. Su acción decidida y desafiante nos inspira frente a los abandonos y exclusiones, para ir por mas igualdad.
Frente al reino del dinero y las mercancías,

Francisco vive la pobreza no como simple carencia, sino como libertad y disponibilidad para andar, como signo de justicia.
Frente a quienes predican castigos y reproducen discriminaciones,

su alegría fraterna y la apuesta a vivir juntos cuidando los vínculos, sumando diversidad y construyendo comunidad, sigue interpelando a muchos.
Frente a amenazas, guerras y contiendas,

su no violencia, su salida al encuentro es camino de respeto, de justicia y paz.
Hombre de celebración abierta y cotidiana, antes que rituales y puertas cerradas, anima a compartir y construir sentido con todos y todas.
Hermandad y apertura con el cosmos, con el espíritu, con todos los hombres y mujeres.
Un hombre de su tiempo inspirando historias y presentes.
Sigue vigente, sigue entusiasmando.
4 de octubre. San Francisco de Asís
 
FUENTE: NUEVA TIERRA.
 
PAZ Y BIEN!!!